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miércoles, 28 de abril de 2010

UNO DE CADA CINCO

Ayer por la mañana nos despertamos con la noticia de que la tasa de paro en España había alcanzado el veinte por ciento. Es decir, uno de cada cinco españoles. A nivel cuantitativo, la diferencia entre el 19 y pico o el veinte y pico no es enorme. Pero, psicológicamente, se ha sobrepasado una barrera importante.
Cuando el resto de Europa, con la salvedad griega, se está, poco a poco, escapando de la crisis, nuestro País, que debería ser uno de los punteros, que debería formar siempre entre los motores de la economía europea, se hunde cada vez más.
Y lo que es peor, da la sensación de que cunde la desesperanza, de que el ciudadano de a pie no ve la salida, el final del tunel. Las mejores previsiones hablan de un ligero crecimiento económico para el año 2011. Ligero, insuficiente para convertirlo en una importante creación de puestos de trabajo.
Y los meses siguen pasando con los bolsillos de muchos españoles bajo mínimos.
En cualquier otro país, o en este mismo si el Gobierno vistiera otro color, los ánimos estarían más que caldeados. Los ciudadanos, a pie de calle, exigirían soluciones. De no recibirlas, se perseguiría, hasta conseguir, un cambio de Gobierno. Como mínimo, elecciones anticipadas.
Pero esto es España, señores. El país de los estómagos agradecidos. El país de los mil y un funcionarios (millones y un funcionarios, más bien). El país de los Sindicatos subvencionados. El país del manejo, al albur de tus querencias, del dinero público. Estamos en el país del amaestramiento y la domesticación.
Los sindicatos, que en otras circunstancias estarían día sí y día también en la calle, apenas abren la boca por temor de molestar a su señor, por miedo a morder la mano que les da de comer. Y mientras, ellos, siguen recibiendo millones y millones. Millones y millones para tocarse las narices, para mirar a otro lado, para engrasar su maquinaria de liberados y vividores...
Yo me pregunto, tanto dinero destinado a estos señores, ¿no significa que realizan una labor fundamental en apoyo del trabajador español? Si reciben tantas ayudas y subvenciones, ¿no será porque desempeñan un trabajo irremplazable en el panorama político-económico de nuestro País?
Si eso es así, si la labor sindical es, como parece, tan importante, ¿no resultaría más eficiente llevarla a cabo desde el propio Estado? ¿No sería interesante crear un Sindicato público que atendiera a los intereses de los trabajadores españoles? ¿No se hace, acaso, con la Sandidad? Que los Sindicatos privados vivan de sus cuotas, pero que los españoles sepan que, de no querer afiliarse a estos, siempre va a tener uno al que recurrir si le es necesario. Si se debe descontar un cero coma de las nóminas para mantenerlo, no veo el problema. ¿No se hace con la Sanidad?
Por lo pronto, para ponerlo en marcha, contaríamos con el dinero que dejaríamos de desviar a nuestros simpáticos amigos, UGT, CCOO...
No sé, la verdad, si las cosas irían mejor. 
Pero peor que como va con este hatajo de chupópteros es imposible que vaya.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A la tasa oficial del paro hay que descontarle los que ya no aparecen por que se les ha acabado el derecho.
Y en España existen más sindicatos además de la UGT y CCOO, como son la CNT (anarquistas, aunque no se si tendrán mucho peso ahora mismo), y UNT y TNS de ideología nacionalsindicalista, aunque claro, a estos nadie les toma en serio.