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lunes, 19 de abril de 2010

EL ENFRIAMIENTO DEL CALENTAMIENTO

Tengo frío. Según se calienta el planeta, yo cada vez tengo más frío. Esperaba con ilusión que se cumplieran las previsiones del IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático), a ver si se templaba la temperatura y dejaba de tener tanto frío. Pués no. Nada.

Recientemente conocí, no sin cierta dosis de horror, que los mangan..., perdón, los científicos que desarrollan sus teorías al amparo del IPCC, de la Creencia Oficial y de la Lluvia de Dólares que la acompaña, habían, sistemáticamente, manipulado los datos para ajustarlos a sus intereses. Cada vez son más las denuncias de las exclusiones y coacciones que han modelado su actuación todos estos últimos años. Se han conocido sus boicots a aquellas publicaciones científicas que osaban publicar artículos o teorías de los llamados "negacionistas". Comentan, por Estados Unidos, las presiones que sufrieron desde científicos hasta profesores universitarios para callar sus objeciones a la tesis del calentamiento. Sabemos que hubo quien perdió sus becas, ayudas o, incluso, su empleo.



El IPCC, burócratas y científicos controlados por burócratas, se creó a finales de los 80 con la idea de que las Naciones Unidas supervisaran las investigaciones sobre el clima y los informes que se emitieran, cada pocos años, ya que era algo que afectaba globalmente a todos los países.

En el primer informe, en 1990, se puso de manifiesto que era muy difícil detectar una influencia humana en el clima. Sería en 1995 cuando la afirmación de una "influencia humana discernible" se añadió al informe abreviado de ese año. Y se añadió cuando los científicos ya se habían ido. Ellos simplemente habían dicho que no lo sabían. Ésto se suprimió y se cambió por la afirmación de que sí existía esa influencia. Quedaba claro que el IPCC no era una organización científica, sino política.



Yo, humilde articulista, no tengo ni idea de si hay calentamiento o no. Sólo puedo acceder a datos, la mayoría de los cuales no tengo conocimientos suficientes para interpretar. Para eso ya está Gore. Para decirnos que la Antártida se deshiela. Y digo yo, bueno, ellos sabrán. Seguro que nos dan unas imágenes preciosas donde vemos una playa caribeña donde antes había un frío glaciar.

Por curiosidad he buscado algún dato sobre la Antartida. Supone el 90 por ciento del hielo del planeta. Otro 4 por ciento lo tenemos en Groenlandia. Por lo que el resto de los grandes glaciares sólo suponen un 6 por ciento. Pués bien. Los datos demuestran que una parte pequeña de la Antártida, llamada península antártica, se está deshelando. Esa península supone ¡un 2 por ciento de la Antártida! Pero, además, lleva deshelándose 6000 años. Mientras que, en su conjunto, el continente está enfriándose y aumentando el grosor del hielo. Aquí podría incluir las referencias, pero eso lo dejo para aquel lector interesado que me las solicite.



Tampoco en las temperaturas de las ciudades podemos hallar un dato inequívoco a favor de la teoría del calentamiento. Nueva York, por ejemplo, donde la temperatura ha aumentado cinco grados desde 1822... mientras que la ciudad ha pasado de 120.000 a 8.000.000 de personas, por no hablar de las grandes moles edificadas. Es un hecho aceptado que el aumento de población y edificios incrementa la temperatura. Nueva York ha aumentado un 6000 por ciento desde 1822. ¿Es lógico pensar que esos cinco grados que ha aumentado la temperatura se deba, en cambio, al aumento del dióxido de carbono? Me suena raro, pero, claro, yo no soy cientifico, como Gore.

Nueva York está a 225 kilómetros de Albany. Ambas tienen unos niveles idénticos de dióxido de carbono. Pero en Albany, la temperatura no ha aumentado, sino que se ha enfriado un poco. Más que el calentamiento del planeta, parece que la causa es... la gente y el hormigón.



Datos, datos, datos. Como no sé interpretarlos, os los copio para que os forméis vuestra opinión.



La extinción de especies. Científicos alertaron de que para el año 2000 se habrían extinguido un millón de ellas. Alguno incluso habló del cincuenta por ciento de las especies. Mucho, ¿verdad? El cincuenta por ciento de ¿cuántas? Pués tampoco lo sabemos. Las estimaciones oscilan entre 3 y 100 millones de especies. Nadie lo sabe. El número y su extinción se mide delimitando un área y tratando de contar todos los bichos y plantas que hay. Volver años después y recontarlos. A lo mejor, para entonces, los bichitos se han largado a otra área más agradable para ellos.



El deshielo de los glaciares. Existen 160.000 glaciares en el mundo. Se tienen datos sobre su balance de masa de períodos de cinco años de ¡79 glaciares de todo el mundo! ¿Suficiente para dar por hecho teoría alguna?

Nos alertan sobre el deshielo de, por ejemplo, el Kilimanjaro... que lleva haciéndolo desde 1800, mientras que las mediciones por satélite de esa zona no revelan tendencia al calentamiento. ¿Qué pasa entonces? La deforestación. Se han talado los bosques a sus pies, por lo que el aire que se eleva hacia la cumbre ya no es húmedo. Planta árboles allí y el glaciar aumentará.



He querido aportar datos y he podido resultar aburrido. Lo siento si ha sido así. Sólo quiero desmontar el tinglado de abyectos personajes cuyo único mérito es oler donde está el negocio. Cuyo único mérito es saber que, en nuestro mundo, hay mucho tonto útil con acceso a presupuestos. Un auténtico festín para ciertos tiburones.

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