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miércoles, 25 de agosto de 2010

RESPUESTA A ZURIGORRI

Agradezco de antemano los comentarios de zurigorri (como los del resto de lectores que enriquecen este blog). Sus intervenciones dejan claro que, en general, estamos en las antípodas en cuanto a pensamiento político.

En mi anterior entrada recibí una respuesta suya que, sin extenderme demasiado, prefiero contestar aquí.


Dice zurigorri:
"Tampoco yo entiendo demasiado de leyes y también hay varias cosas que considero ilógicas.

Primero, la existencia de un tribunal constitucional como el que existe. Ese garante de la carta magna (que no proviene de ningún tribunal sino de un parlamento) que se reparten "conservadores" y "progresistas" en esta justicia tan independiente y eficaz."

Sin que sirva de precedente, no puedo estar más de acuerdo con estas palabras. El Sistema Judicial en España está totalmente mediatizado por los Partidos políticos. No existe, y ni se molestan en negarlo, el más mínimo atisbo de independencia. Eso redunda, directamente, en sentencias a la carta, según convenga al sector político más afín.

El germen de este desaguisado se produjo en 1985, cuando Felipe González propuso que los miembros del CGPJ, que eran elegidos en sus dos terceras partes por Jueces y Magistrados, pasaran a serlo, directamente, por los representantes políticos, o sea, por el Congreso y el Senado. Que por qué la oposición que comandaba, por entonces, Manuel Fraga, lo permitió es algo que no puedo entender.

El movimiento de González le salió perfecto. El sector judicial progresista pasó a tener un peso mayor que si se hubiera mantenido el anterior sistema de designación. No es un secreto, ni digo ninguna barbaridad, que el número de simpatizantes de izquierdas disminuye según lo buscamos entre sectores poblacionales más preparados. Es un hecho. A riesgo de generalizar, y entiéndaseme, entre personas con mayor nivel de estudios, de educación, de estrato social, se da una mayor afinidad con posiciones más conservadoras. Porcentualmente, me refiero.

En estas circunstancias, la mayoría de los nombrados para estos cargos serían de centro-derecha.

La maniobra de Felipe González, con el inestimable apoyo de la oposición, lo impidió y, de paso, pervirtió para décadas nuestro Sistema Judicial, anulando, de facto, su independencia.


Dice también:
"El pedigrí democrático del país es dudoso desde mucho tiempo antes de esto. Pero no cabe ninguna duda de que es correcto que lo pongas en tela de juicio, cuando las instituciones representativas (democráticas) de la población aprueban algo y un tribunal que ningún ciudadano ha podido elegir (nada democrático)lo corrige."

Nuestro pedigrí democrático, en efecto, es paupérrimo. Pero, en fin, menos aún es el pedigrí como Nación de algunas Regiones españolas que, a pesar de ello, e inexplicablemente desde un punto de vista lógico, son enunciadas como Nacionalidades en la Constitución. Se hizo con el único fin de crear un Estado idílico, con todos felices y comiendo perdices, confiando en que los movimientos nacionalistas se dieran por satisfechos con esta situación. Craso error. Sin duda, haber puesto las cosas claras desde el principio hubiera sido mucho mejor.

Por otra parte, tan erróneo es la elección de los Jueces y Magistrados por los Políticos como por los ciudadanos de a pie.


Concluye zurigorri:
"Me resulta interesante lo sagrada que resulta la constitución. Una constitución para la que se establecieron unos cauces de reforma más restrictivos que los que rigen en otros países para tratar de estabilizar un proceso democrático y de transición entre la dictadura y el periodo actual.

La constitución, aún hecha por personas y votada en su momento por ciudadanos, está por encima de todo.
Por encima, incluso, de los 35.100.000 ciudadanos que había en españa en 2008 y que jamás pudieron decir ni mú sobre ella porque no habían nacido o no tenían edad para votarla (sobre 46.150.000 empadronados en la fecha)."

Parece que a zurigorri le parece mucho más práctico que la Constitución se vote cada dos por tres. No sea que la gente cambie de opinión. De hecho, sospecho, desearía que se cuestionara a la población con respecto a ella tantas veces fuera necesaria hasta que un día saliera una respuesta negativa.

No estamos hablando de una Ley cualquiera. Es una Ley de Leyes. Se podría decir que son las normas del juego democrático. No tiene sentido una modificación continua de la misma. La dificultad de hacerlo busca, primero, que haya un consenso importante, un acuerdo amplio de lo que se va a cambiar y, segundo, que por mor de pequeñas diferencias a favor o en contra de algún aspecto del articulado, no nos sumamos en una vorágine de ahora digo que sí, ahora lo borro, lo vuelvo a incluir, etc.

No me extiendo más. Sí quiero redundar en mi idea de la necesidad, abosoluta, imperativa y perentoria, de la reindependización de la Justicia. No es de recibo que las personas encargadas de velar, entre otras cosas, porque el Legislativo no imponga Leyes que vulneren aspectos fundamentales de las reglas del juego que aceptaron los españoles, sean elegidas, precisamente, por aquellas personas sobre cuyas decisiones tendrán que sentenciar.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Garzón llegó a ser número 2 del PSOE por Madrid en unas elecciones nacionales, salió del PSOE y volvió a los juzgados. Ya entonces se veía que la justicia estaba muy politizada y partidista.

inisfree dijo...

Sin duda, Garzón es el ejemplo perfecto. Pero no es el único. De lo contrario, no nos enfrentaríamos a un problema tan serio.

Rafa Hernández dijo...

Puede ser que desde tiempos de Felipe la justicia este politizada, pero también hay que recordar que fue la justicia quien metió en la cárcel a media cúpula del PSOE. Saludos.

inisfree dijo...

Cierto es, Rafa. Pero no es lo mismo interpretar a tu antojo, o al de quien te ha nombrado, una determinada Ley, por ejemplo, que, directamente, ignorar una serie de pruebas.

zurigorri dijo...

De antemano agradezco el honor de dedicar un post a mi réplica ;)

La cuestión de la politización de la justicia, en la que, básicamente, coincidimos, es algo que parece no preocupar a ninguno de los dos partidos mayoritarios a nivel estatal.
El propio ejemplo del recurso de inconstitucionalidad contra el estatut es paradigmático, puesto que se sabía de antemano las opiniones POLíTICAS que dicho texto suscitaba en los magistrados del TC.

Lo mismo se puede decir de tribunales superiores de justicia y de prácticamente cualquier institución judicial del estado.

En cuanto a la reforma constitucional creo que hay un punto intermedio entre votarla "cada dos por tres" y que casi 80% de la ciudadanía que tiene que regirse por ella no la haya refrendado nunca.

Me parece muy bien el sistema parlamentario representativo, más que por sus virtudes, por la, evidente, imposibilidad de que cada ciudadano sea representado individualmente en una cámara.
Sin embargo, creo que convendremos en que debe haber pocos ciudadanos, si es que hay uno siquiera, que apoye el 100% del programa electoral de su partido (Sin tener ya en cuenta la multitud de asuntos que se abordan al cabo de una legislatura y que no venían reflejados)

Asuntos como la disciplina de voto en los partidos son, en ocasiones, ridículos.
Por ejemplo, diputados socialistas electos por la comunidad autónoma vasca pueden apoyar y defender en territorio (ahí de dónde reciben la validez de su representatividad) cuestiones que después rechazan en Madrid a bloque por órdenes de partido.
¿Qué clase de representatividad es esa?

Las cuestiones conflictivas en las que se apela a la libertad de conciencia de los representantes son aún más evidentes.
Pongamos, por ejemplo, el caso del aborto o de la reforma de la ley sobre el aborto, con un PP enfrentado al PSOE.
No me cabe duda de que hay votantes socialistas en contra de la práctica del aborto (en términos generales) como de que los hay entre los populares que lo han practicado y no se oponen a ello.
Si mis representantes votan en base a la libertad de conciencia, ¿qué clase de representatividad supone eso?
¿No sería más lógico que fuesen los ciudadanos quienes se pronunciaran?

Pero bueno, se puede partir de la base de que estamos en una monarquía hereditaria en pleno 2010, y con eso ya habríamos dicho suficiente.

Que haya más o menos países en el mundo con constituciones rígidas o con sistemas representativos similares, a mi me da igual. Me parece tan sólo un dato.
Creo que hay aspectos del sistema británico que deberían aplicarse aquí o aspectos del sistema suizo que también.

En Suiza, hasta donde sé, los ciudadanos pueden exigir un referéndum o consulta para cualquier ley que haya aprobado el parlamento siempre que se reúnan 50.000 firmas (debe andar por los 7 u 8 millones de habitantes), cualquier reforma constitucional debe ser también refrendada por la ciudadanía, y la propia población puede plantear reformas constitucionales con 100.000 firmas que lo respalden.
Sinceramente, prefiero un millón de veces, como ciudadano, este sistema al que impera en españa.

inisfree dijo...

Zurigorri, en esta ocasión, estoy bastante de acuerdo con lo que planteas.

Lo que en Suiza son 100.000 firmas, "al cambio" significarían medio millón en España, eso sí. Si bien, más interesante sería aclarar, una vez hecha una consulta popular, qué porcentaje sería necesario para llevar a cabo la modificación que fuere. Y debería ser superior al simple 51 por ciento, que se puede convertir en un 49 en un pispás.

En cuanto al sistema de representación, ¿qué decirte? Debería ser lo más directo posible. Quizá el modelo americano fuera mejor. La disciplina de partido es uno de los elementos más perniciosos para la democracia. Lo ideal sería que el representante popular votara en el sentido que lo harían las personas a las que representa.
Pero también es justo reconocer que, si acepta ir en las listas de un Partido, debe sobreentenderse que debe ser fiel a las directrices que éste ha marcado en su programa electoral, disponiendo de libertad con respecto a otras cuestiones que, durante la legislatura pudieran plantearse.

No hay solución perfecta. Sólo hay malas o menos malas.

Anónimo dijo...

La existencia del Tribunal Constitucional es una auténtica gamberrada contra cualquier sistema Judicial serio. Los que creraron la Constitución y este Tribunal hicieron una mamarrachada completa.

En todos los países democráticos del Mundo quien ejerce las fucniones del Constitucional es siempre el Tribunal Supemo.
Aquí hay un T.S. como última instancia de apelación, oficialmente, pero que es convertido en una payasada porque se permite recurrir sus casaciones al Constitucional, con lo que el T.S. queda siempre en ridículo.

inisfree dijo...

Absolutamente, Tellagorri. Sin contar con que es un gasto innecesario. En cualquier caso, sea el Supremo o el Constitucional o ambos, hay que apartar las sucias manos de los Partidos de ellos.

candela dijo...

Otro aspecto de esta debacle de la no separación de poderes y la corrupción judicial (Garzón) que, aunque puntual ha sido letal y ha creado escuela es la indefensión doble del ciudadano:
Por una parte ve machacada la Ley de Leyes a conveniencia del político de turno, que en el caso del mandato Rodríguez puede suponer hasta alta traición.
Por otro lado, los asuntos cotidianos por los que los ciudadanos ponen pleitos se ven afectados, porque el TC dicta a veces unas sentencias que ni el barrendero de la esquina, ocupado como está con querellas políticas.
Esto no es una democracia sino una dictadura bananera gestada en una transición miedosa, ñoña y hecha a toda prisa para colocar a los de siempre en el poder.

inisfree dijo...

Si al menos las cosas tuvieran pinta de cambiar, Candela, pero no lo parece. Da la sensación que unos y otros están tan felices y cómodos con este estado de cosas.

Y la mayoría de la gente, también.

aspirante dijo...

El tribunal constitucional es un traje a medida de nuestros políticos para dar visos de legalidad a cualquier barbaridad ue legislen, tan sencillo como eso.
Unos recurren al tribunal la ley X, el tribunal modifica un par de comas para que no se diga y el grueso de la arbitrariedad se justifica con argumentos en ocasiones increíbles, y todos tan contentos, pues el los curritos decimos "si esos señores tan sabios lo dicen, será verdad".
Nos toman por imbéciles.

inisfree dijo...

A mí, al menos, no se me ocurre decir eso de "tan sabios", aspirante. "Tan listillos" y van que chutan. Los Tribunales se han convertido en otro Parlamento, con otras atribuciones, pero con la misma correlación de fuerzas que él.

Bucan dijo...

Efectivamente, donde no hay independencia efectiva del Poder Judicial, no hay democracia.

El Tribunal Constitucional no debería existir. Nada debería haber por encima del Tribunal Supremo.

España se ha configurado a medida de nacionalistas, caciques y corruptos.

En España, cualquier parecido con la democracia, es pura coincidencia.