La verdad es que últimamente no he tenido demasiado tiempo de asomarme a este humilde balcón de mis pensamientos. Pero ese no es el único motivo de haber espaciado algo mis entradas. También tengo que achacar esta pequeña pausa a mi propio desencanto, a mi percepción de que las cosas van mal para España, de que los únicos cambios que barrunto van a ser a aún peor.
Básicamente, todo lo que veo en nuestra España me lleva a sumirme en el más profundo de los pesimismos, en el desencanto, que por algo titulo así la entrada.
Al final, no es más que abundar en lo que he expuesto en escritos anteriores. Estamos creando un País inventado, una Nación distinta, totalmente, de lo que fue y, sobre todo, de lo que, al menos yo, quiero que sea.
España se está convirtiendo en un Estado a gusto de sus nacionalismos periféricos, un Estado a gusto de aquellos que no lo quieren. Curiosa situación. No sé exactamente cómo calificarlo. Es como si nos hubiéramos dado al federalismo tácito. Una Nación de naciones donde el interés común, el de todos sus habitantes, ha quedado mucho más atrás que en un segundo plano. Poco a poco, cada Comunidad Autónoma hace y deshace a su antojo. Aún así, siempre exigen más poder. Y, al final, si no es hoy, será mañana, lo consiguen.
Cada cual hace de su capa un sayo, toma sus propias decisiones sin importar en qué medida puede afectar eso a otros españoles de otras Comunidades o a todos en general. Esta situación impide, de facto, mantener una política económica y social común. Esta situación maniata al Gobierno Central y le mediatiza a la hora de acometer las necesidades de todos los españoles. Esta situación hace que viajar por nuestra Nación sea como llevar a cabo un viaje de Gulliver, en el que tengas que recordarte a tí mismo que no has salido de España, a pesar de las enormes diferencias que observas entre unas Regiones y otras. Recordarte a tí mismo que sigues en España, a pesar de que veas como sancionan a una persona por rotular su negocio en español. Recordarte que sigues en España, aunque veas perseguir a personas por llevar los colores nacionales. Recordarte que sigues en España aunque intentes matricular a tus hijos para que aprendan en castellano y no lo consigas.
Pero los nacionalismos mandan. Por eso hay nacionalistas que no son independentistas. ¿Para qué? Si están tan felices. Acaparando dinero y poder, y pidiendo sopitas a Madrid cuando les es necesario, sin agradecerlo ni mucho menos.
Y la gente parece encantada en esta situación. Quizá, como dije hace poco, presa de un fatalismo en el que yo, hoy mismo, parezco sumido. España ha caído en manos de aquellos que no sienten ningún aprecio por ella. De aquellos que quieren ningunearla en lo posible para ejercer su propia voluntad en su terruño sin injerencias. Ha caído en manos de aquellos que buscán educar a las nuevas generaciones en la indolencia, en la falta de educación, en la irresponsabilidad, en el folleteo, en la ausencia de valores, en la aversión por las formas y el saber estar...
Hay quien dice que, a veces, hay que perder una batalla para ganar una guerra. En este País, hace décadas, hubo una guerra. Pero quizá no. Quizá nos equivocamos y aquello fue sólo una batalla. Porque da la sensación de que los que perdieron aquella contienda, han acabado por ganar la guerra. Han conseguido convertir lo que en su día fue una gran Nación, un referente europeo, en un coro de mil voces distintas, en un Estado ninguneado a nivel mundial porque nada puede ofrecer, incapaz de controlar los propios elementos subversivos que, desde dentro, como una quinta columna, han luchado durante años por desguazarla y dejarla hecha unos zorros.
Mandan los que perdieron, pero aunque sean sustituidos por sus rivales en las próximas elecciones, mucho me temo que el proceso es irreversible. España no volverá a ser lo que fue. Quizá haya que acostumbrarse y dejar de hacerse mala sangre. O dejar de leer la sección de Política o de ver los Telediarios. Ya está, se acabó. Da igual quien mande, da igual. Al final todos, unos y otros, van en la misma dirección. Sólo es una cuestión de velocidad. Más rápido con unos, más lento con otros.
Así que dejemos de preocuparnos. Centrémonos en nuestras familias, en nuestro equipo de fútbol, en nuestras cervecitas, en disfrutar de esta estupenda libertad y democracia que tenemos, en la que tantas cosas podemos hacer que "antes" no se podían. No pensemos, no, en las cosas que "ahora" no podemos hacer. No pensemos en eso...
12 comentarios:
Inisfree, creo que al final de tu post has expresado lo que desearías hacer, como muchos de nosotros, pero no lo que vas a hacer en realidad.
Seguirás pensando, porque sin pensamiento no hay una existencia real.
Míralo de otra forma, esta es otra de tantas y tantas batallas. El progreso tiene un precio, y la palabra es un arma, no lo dudes.
Un afectuoso saludo.
Tal y como decía Jose Antonio Primo de Rivera, "amamos a España por que no nos gusta, con voluntad de mejora".
La clave no es pensar lo que España hace por tí, sino lo que tú haces por España.
Y a mí que den todos los caprichos del mundo, que yo me seguiré encargando de decirles que su Sistema es un asco que se hunde poco a poco.
Sr.Inisfree, España nos duele, pero no hacemos nada para evitar que ese dolor se agudice, porque aunque nos duela a todos, tratamos de aplicar paños calientes para solventar nuestras dolencias, tenemos un problema grave de educación, que es la base de todos nuestros males, pero no lo queremos ver, somos tontilistos, que creemos que lo sabemos todo, y asi nos va, tenemos buenos medicos, buenos hospitales, pero la sanidad no funciona, tenemos buenos profesores, buenos colegios, pero la enseñanza no funciona, tenemos buenas instituciones y buenos profesionales, pero cuando vamos a hacer alguna gestión, notamos que nos toman por borregos; quizas sea ese el destino a que nos quieren llevan estos politicos mediocres que tenemos, al redil?, a la uniformidad, a no pensar, no sentir; ahi radica el problema, que nos revelamos en nuestro fuero interno contra esta tirania, pero somos flojos, muy flojos, para llevar nuestro cabreo mas alla, y hacer una autentica revolución que nos libere del yugo y el sometimiento a tiranos,fascistas, burgueses, progres, pijos-pogres, estupidos, mentacatos que nos gobiernan.
Un saludo
Me gusta lo que me dices, Candela. Creo, como tú, que la palabra es un arma. Creo que los que escribimos lo que sentimos, lo que condenamos, lo que queremos, estamos haciendo algo por nuestro País. Quizá, incluso, logremos hacer ver las cosas de otra forma a algún lector.
En otro caso, ¿qué sentido tiene?
O por lo menos, lo es para España, soldado. Ya vemos a donde nos está conduciendo. También sería de ciegos no reconocer que hay millones de españoles encantados de esta situación...
De no ser así, no hay sistema que aguantara la presión popular.
Quizá sea, Manuel, ese fatalismo del que hablo. Nada se puede hacer, de nada va a servir. ¿Para qué luchar contra lo inevitable? Dejémosnos llevar por la corriente.
Ese es el mensaje.
la Historia es cíclica querido amigo, el fatalismo derivado del "desastre del 98" parece instalarse de nuevo entre nosotros...yo también tengo días así y conozco gente mayor bastante deprimida, y otros que se llenan la boca de críticas pero no mueven el culo si hay que manifestarse por una causa noble..de todo hay, pero como dice el refrán "no hay bien ni mal que cien años dure" y algún día saldremos del marasmo (quién sabe si a peor o a mejor, somos un pueblo de pendulazos) pero todo veneno tiene su antídoto...por lo que a mi respecta, prefiero estar cabreada que triste o derrotada, y pienso dar batalla mientras tenga fuerzas y me dejen...valor y al toro, y mucho ánimo innisfree
Seguro que vuelvo a lenvanar el ánimo, Maribeluca. Si la historia es cíclica, yo, ni te cuento. Pero como suelo decir, este blog es lo que soy o lo que pienso en el momento en que lo escribo.
Quizá mañana lo vea todo diferente.
Inisfree no te agobies en exceso porque, como dice Maribeluca, estamos en unos de los tantos ciclos calamitosos de la Historia de este país.
Más debieron de sufrir los españolitos liberales del XVIII cuando veían que toda Europa se abrazaba a las ideas de modernización, igualdad, libertades, derechos humanos, etc., y aquí nos hundiamos cada día en un mayor absolutismo e integrimo.
Y los similares a los que he citado y que con la llegada de la II República esperaban un país moderno al estilo europeo y se encontraron con una disctadira socialista-comunista que desembocó en guerra.
Dios te oiga, Tellagorri. A ver si es verdad y, allá por el siglo XXIII podemos escribir en nuestros blogs que todo esto pasó.
Amigo Inisfree, te veo especialmente desanimado ante la situación que vive nuestro país, y no es para menos...catalufos y sociatas destruyendo España, los moros ninguneando nuestras fronteras, la gente a lo suyo y sin preocuparse lo más mínimo del espectáculo zapaterista, 6 mill de parados, etc etc etc etc...aún así dejemos un pequeño espacio para la esperanza, esperemos que entre tanta mierda nazca una flor que pueda restaurar nuestra gloriosa patria, limpiarla de mierda nacionalistas, expulsar a la morería y poner al Gran Moro es su sitio...un Cid renacido? un nuevo Felipe II?...no lo sé, pero, esperon que algo crezca, un país como el nuestro lo merece.
Un abrazo y ánimo, al menos somos campeones del mundo como diría aquel ;)
Pocas esperanzas me quedan, Carolus, pocas. Pero quién sabe. Quizá mañana me levante y lo vea todo de otro color, no tan negro. Un gris ceniza estaría, ahora mismo, bien.
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