En cualquier caso, cabe reseñar que estas múltiples siglas se reparten la nada despreciable cantidad de unos 200.000 votos, que se dice pronto. No creo necesario extenderme en ellas, pero sí comentar algo sobre algunas, la principal de ellas, la Plataforma per Catalunya.

Los resultados de Josep Anglada y su PxC han dejado un sabor agridulce. Por momentos, se había convertido en la gran sorpresa triunfadora de las elecciones. Por tan sólo medio punto se quedó sin representación en Barcelona. Hubieran sido, al menos, dos parlamentarios.
Esta formación obtuvo cuatro mil votos en los comicios de hace 7 años, doce mil en las últimas municipales. Alcanzar los 75 mil es un gran éxito. Han tenido que enfrentarse a unas condiciones complicadas. Por un lado, el habitual ninguneo periodístico que sufren este tipo de partidos políticos. Por otro lado, el falso sesgo extremaderechista de que se les acusa.
Yo, personalmente, no comulgo con muchos de los planteamientos de PxC, pero hubiera sido muy importante y sano para esta democracia de la que muchos se jactan que hubiera tenido oportunidad de hacer oir su voz en el Parlamento catalán. Representa a unas ideas políticas que comparten muchos españoles, pero que no tienen la oportunidad de llegar al electorado por no alcanzar el altavoz que supone su presencia en las Instituciones.
Sin embargo, sus resultados deben ser un aldabonazo para aquellos españoles que tienen unas ideas políticas cercanas a las de ellos. PxC ha sabido aglutinar el voto transversal catalán. Un voto que no es ni de derechas ni de izquierdas. Que es un voto típicamente social, orientado a los problemas que los ciudadanos palpan a pie de calle.
Su simplista calificación como extrema derecha es falsa y quienes la emplean lo saben. PxC, como otros muchos, quizá demasiados, partidos españoles es una formación socioeconómicamente más de izquierdas que de derechas. PxC, como pueden ser otros, DN, FrN, Falange, no son partidos de extrema derecha, sino partidos calificados como tal por aquellos a quienes les interesa que así sea. Buscan con ello su criminalización, su descrédito y su proscripción.
La única posibilidad que tienen estas opciones políticas es alcanzar una posición desde la que puedan explicar su mensaje y opinión para que la gente las pueda valorar directamente, y no a través de intermediarios falsarios y subjetivos.
Por eso hubiera sido tan importante que PxC hubiera alcanzado representación. Y ha estado muy cerca de conseguirlo.

Reagrupament ha sido el campeón de los independentistas extraparlamentarios, pero ellos aspiraban a más. Hubieran querido para sí el papel que ha conseguido Laporta. Pero sus 40 mil votos les han dejado muy fuera de su objetivo, a la par que han significado una merma de parlamentarios para ERC o el propio Laporta.

UPyD se ha estrellado con todo el equipo en estas elecciones. No ha tenido la inteligencia suficiente para asumir que su proyecto político ya estaba cubierto con Ciutadans. Sus cinco mil votos resultan casi ridículos.
La mejor opción para los de Rosa Díez, hubiera sido alcanzar algún tipo de acuerdo con los de Rivera. Un acuerdo que, de alguna forma, se pudiera extender luego al resto de España, donde, en su momento, se llegó a pensar que podrían surgir movimientos semejantes en el mundo del centro izquierda español.
Para una formación como la de la exparlamentaria socialista, aún en crecemiento, los resultados catalanes pueden significar un golpe a su credibilidad como alternativa, un golpe que puede acusar, sensiblemente, en el resto de la Nación.

FE-JONS ha logrado unos resultados muy discretos. Apenas 1781 votos que, aunque porcentualmente suponen un alto incremento respecto a los 1200 de 1999, sigue siendo un resultado muy escaso.
Lejos quedan los 6637 votos de 1980 que, no nos engañemos, tampoco les llevaban a ningún lado. Sus opciones futuras deben pasar por la unión con otros partidos de signo semejante, que los hay, pero ésto es tema, de por sí sólo, para otra entrada.